BUENOS AIRES, 20 nov (Xinhua) — La industria argentina enfrenta una compleja situación de pérdida de competitividad frente a los altos costos internos, el nivel del tipo de cambio y una mayor apertura, lo cual obliga a distintas empresas a intensificar su eficiencia o, incluso, replantear sus modelos de negocio, en el análisis de especialistas del país suramericano. La combinación de un “tipo de cambio apreciado” y su impacto en la competitividad externa junto a los elevados costos y precios internos, dibujan un panorama incierto para el futuro de numerosos sectores industriales en el corto y mediano plazo. A este escenario se incorpora la voluntad del Gobierno de expandir la apertura del mercado local, bajo condiciones aún no detalladas en un sentido amplio, para productos estadounidenses, muchos de los cuales no reflejan complementariedad, sino competencia entre ambos países, lo que a juicio de algunos especialistas puede sumar dificultades para la industria local. El director de Desarrollo Productivo Sostenible del centro de investigación Fundar, Daniel Schteingart, dijo que la producción industrial enfrenta ahora una situación de amplio deterioro “con una producción que es 10 por ciento menor a la del 2023”. “Si bien hay cierta recuperación contra el 2024, esta es muy débil y hay que considerar que el año pasado había sido un año de gran caída; en poco más de 20 meses han cerrado 18.000 pequeñas y medianas empresas (pymes) de distintos sectores”, señaló Schteingart en entrevista con Xinhua. El especialista en sociología económica explicó que el tamaño del mercado local es similar al de 2023 con un aumento importante del componente importado, por lo que las importaciones absorben la mayor parte del mercado interno. “Esto se debe a dos factores: primero, la apertura económica que está impulsando el Gobierno, que es en buena medida para disciplinar y corregir el precio de los bienes que habían estado muy altos en periodos anteriores y también como parte de una estrategia que considera que Argentina debe integrarse al mundo; y, por otro lado, Argentina tiene un tipo de cambio bastante apreciado, lo que afecta a la competitividad de los sectores transables, entre ellos los industriales”, refirió. Estos elementos generan presiones competitivas que conducen a que las empresas, para evitar su cierre, sean lo más creativas posible para maximizar su eficiencia o incluso se “reconviertan”. “Hay muchas empresas industriales que lo que están haciendo en realidad es reconvertirse en importadoras, readaptan su modelo de negocio, pero esta situación supone la pérdida de mucho empleo”, enfatizó Schteingart. A la ya compleja situación se suman nuevas preocupaciones e incertidumbre para determinados sectores por el reciente anuncio acerca de un acuerdo de comercio e inversiones con Estados Unidos, comentó a esta agencia Julieta Zelicovich, especialista en relaciones comerciales internacionales e investigadora en Fundar. “El acuerdo promete una reducción de aranceles para productos médicos, químicos, tecnológicos, maquinaria, autos y varios productos alimenticios, en los cuales Estados Unidos ya es un exportador a nuestro país y esto estaría mejorando las condiciones en las cuales esos productos de Estados Unidos compiten en nuestro mercado”, precisó. “Esto incrementaría el déficit en la relación comercial con Estados Unidos y por supuesto generaría mayor presión para muchas pymes”, agregó la también investigadora adjunta en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Las condiciones de competencia, más allá de los aranceles, que además incluyen aspectos relacionados con las facilidades regulatorias y normativas, sobre todo para productos del país norteamericano, generan otras de las interrogantes entre los empresarios locales. Zelicovich se refirió a las condiciones de financiamiento, distintas en ambos países. “El productor norteamericano tiene la posibilidad de financiamiento para las exportaciones y el productor argentino no la tiene, o la tiene a costos mucho más elevados. Y esa es una condición muy asimétrica de competencia en la inserción internacional de los países”, aseveró. Entre los sectores que potencialmente se vean más afectados por este acuerdo está el farmacéutico local, mientras que entre los beneficiados, de cumplirse la condición de la baja arancelaria para el ingreso al mercado estadounidense, están la producción de acero y aluminio, así como el sector cárnico, aunque de este último aún no se tienen detalles sobre las condiciones de ingreso al país norteamericano, precisó Zelicovich. Las expectativas para 2026 no son homogéneas entre los distintos sectores industriales. De acuerdo con la última encuesta de la Unión Industrial Argentina, un 48,6 por ciento de las empresas es optimista respecto del futuro, lo cual marca una tendencia decreciente respecto a estudios previos. Por su parte, desde la Confederación Argentina de la Mediana Empresa, se señaló recientemente que el 51,4 por ciento de las pymes industriales prevé una mejora en su situación para el próximo año; sin embargo, el 53,4 por ciento considera que no es un momento adecuado para realizar inversiones. Fin
