Por René Quenallata Paredes LA PAZ, 4 nov (Xinhua) — Bolivia inició el martes su nuevo ciclo parlamentario con un hecho que rompe la inercia política de las más de cuatro décadas desde la recuperación de la democracia: la Asamblea Legislativa 2025-2030 tendrá mayoría absoluta de mujeres y ningún partido contará con control pleno. La configuración de la legislatura para la etapa 2025-2030 marca una ruptura con los ciclos previos. La izquierda clásica, que dominó la agenda durante dos décadas, quedó reducida a solo dos diputados del Movimiento al Socialismo (MAS), su mínimo histórico. El Partido Demócrata Cristiano (PDC), que llevó a Rodrigo Paz a la Presidencia y a Edmand Lara a la Vicepresidencia, fue la fuerza más votada, pero alcanzó apenas el 32 por ciento de los escaños, por lo que deberá construir acuerdos para garantizar la gobernabilidad. La sesión inaugural preparatoria instaló un Parlamento sin mayorías absolutas por parte de ningún partido, pero con un bloque femenino dominante que redefine el mapa político y las expectativas de poder. Las organizaciones civiles esperan que esa mayoría de mujeres se traduzca en poder real dentro de las estructuras que toman las decisiones técnicas de la Cámara. En otras palabras: la paridad ya no solo en la foto, sino en la arquitectura real del poder legislativo. En total, la Asamblea estará compuesta por 166 legisladores titulares: 36 senadores y 130 diputados, con una composición generacional mayoritariamente adulta. Según el Tribunal Supremo Electoral (TSE), 108 legisladores superan los 40 años, 13 tienen menos de 30 y el resto se ubica entre los 30 y 40 años, lo que configura una Asamblea 2025-2030 más técnica y experimentada que joven. La nueva composición confirma que Bolivia llega a este ciclo con una clase política mayoritariamente veterana, con trayectoria en la administración pública en distintos niveles. Entre los nuevos legisladores figuran exministros, exviceministros, exalcaldes, exgobernadores, exasambleístas departamentales y exconcejales municipales, además de profesionales provenientes de universidades públicas y privadas que desembarcan en el Legislativo con promesas de agenda especializada en energía y litio, economía pública, administración, políticas sociales, medio ambiente y reforma institucional. En la Cámara Alta, 21 de los 36 escaños, el 58 por ciento, serán ocupados por mujeres, mientras que en Diputados las damas alcanzan 66 de los 130 curules (50,7 por ciento). De acuerdo con observatorios de género, estas cifras sitúan a Bolivia entre los países líderes del mundo en paridad legislativa. La expectativa ahora se desplaza al ámbito interno: quién controlará directivas, comisiones clave y relatorías estratégicas. Para organizaciones como la Coordinadora de la Mujer, ese será el verdadero termómetro. “El desafío ahora es que esa mayoría se traduzca en poder real en las decisiones de comités y directivas. Tener más presencia no garantiza incidencia si los espacios siguen negados”, dijo a Xinhua la directora ejecutiva de la Coordinadora de la Mujer, Tania Sánchez. La activista insiste en que el debate económico de los próximos meses, marcado por signos de corrección macroeconómica y nueva orientación productiva, será un punto crítico. “Las reformas económicas que se planteen tienen que tomar en cuenta a quiénes impactarán, se deben evitar medidas que vayan en contra de las mayorías”, agregó. Pero, según expertos, la clave de la gestión no estará solo en el enfoque de género. La palabra decisiva será gobernabilidad. Y tendrá dos frentes. El gobierno de Rodrigo Paz deberá asegurar gobernabilidad tanto en la Asamblea como en las calles, donde la población exige resultados inmediatos como controlar la inflación, evitar filas por combustibles y mantener la subvención de los hidrocarburos, explicó a Xinhua el analista político Andrés Gómez. En el plano legislativo, el Ejecutivo deberá negociar con al menos la segunda o tercera fuerza parlamentaria, como Libre o Unidad. Sin embargo, ya se perfila una alianza parcial con Unidad, tercero en las elecciones, y Libre, que ocupó el segundo lugar, anunció su respaldo sin condiciones, aunque con autonomía para definir su accionar político. El experto señaló que será complicado dar respuestas inmediatas a la ciudadanía y que sean sostenibles sin recurrir a medidas impopulares. Bolivia llegará a la investidura presidencial del 8 de noviembre con un Parlamento operativo, pero sin certezas sobre cómo se construirán las mayorías. La nueva política legislativa no será de bloques rígidos, sino de alianzas flexibles por tema y por ley. El mayor dato político de esta nueva legislatura, según Gómez, es que la noción de “control partidario” perdió vigencia. Las decisiones se decidirán a través del consenso y diálogo. El país inaugura un Congreso sin hegemonías, con mujeres como mayoría absoluta y con una izquierda que pasó de ser eje articulador a actor marginal. Ese giro, según el experto, modifica el ADN de la gobernabilidad en Bolivia. Fin

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