Por Miao Peiyuan y Carina López MÉXICO, 17 ago (Xinhua) — Con disciplina, entrega y un toque de ternura, la entrenadora china Ma Jin ha guiado al clavadista mexicano, Osmar Olvera, hacia uno de los momentos más importantes de su carrera: la conquista del oro en el Campeonato Mundial de Deportes Acuáticos Singapur 2025. Desde su llegada a México, la señora Ma no solo acercó a los atletas mexicanos a la constancia, la técnica y la visión de los clavadistas chinos, sino que también se convirtió en un puente cultural y humano que hoy en día inspira a los jóvenes a soñar en grande, conquistar medallas y alcanzar campeonatos internacionales. En 2003, Ma Jin fue invitada a México dentro del programa de colaboración entre la gubernamental Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade) y el Gobierno de China. Desde entonces, ha permanecido en el país latinoamericano con el entrenamiento de clavadistas de alto rendimiento, a quienes ha conducido a conquistar múltiples medallas olímpicas como ocurre con Olvera, de 21 años. “Cuando llegué a México, Osmar ni siquiera había nacido. Luego me confesó que creció viendo mis fotos y videos con Rommel Pacheco (exclavadista mexicano) y que siempre soñó con algún día ser mi alumno, entrenar conmigo y ganar un oro olímpico”, dijo a Xinhua la entrenadora china. Ma subrayó que Olvera no solo ha cumplido metas importantes, sino que ahora también puede inspirar a más jóvenes mexicanos a dedicarse a los clavados. “Ese es otro valor de mi trabajo”, expresó orgullosa la entrenadora, quien se ha convertido en una “segunda madre” para los deportistas, al acompañarlos con cuidados, disciplina y enseñanzas, además de compartir con ellos parte de su cultura. “Como entrenadora china también me convertí en una ventana para que Osmar conozca a China. Le llama la atención la comida, la cultura e incluso los detalles técnicos de los clavadistas chinos”, declaró. Para Olvera, lograr el oro en Singapur no fue fácil, pues tuvo que superar una serie de obstáculos físicos y emocionales. “Después de los Juegos Olímpicos de París (2024), donde ganó plata en sincronizados y el bronce en individual, descansó cuatro meses completos. Casi no entrenó, se operó por una rinitis (inflamación de nariz) y cuando estaba listo para volver a entrenar se contagió de varicela, lo que desajustó aún más el plan”, recordó Ma. A finales de 2024, Osmar y su entrenadora viajaron a China para una concentración, aunque el mexicano pesaba siete kilos más de lo normal y el tiempo de preparación era muy justo, lo que le obligó a retomar su entrenamiento con dedicación y esfuerzo. “En realidad, Osmar todavía no ha alcanzado el nivel de entrenamiento que yo considero ideal, pero siempre mantiene una muy buena mentalidad. En las series de la Copa del Mundo de este año, sus actuaciones fueron inestables y apenas a principios de año empezó a recuperar su condición física”, sostuvo. Durante el campamento en China, Osmar consideraba una lástima no probar la deliciosa comida local y resistirse a ella le resultaba difícil, así que comió de todo y disfrutó en especial del zongzi (rellenos de arroz), así como del pato laqueado, así que como consecuencia, al regresar a México su peso apenas había disminuido. “Al regresar, le dije que era hora de controlar la dieta y aumentar la carga de entrenamiento. Empezó a correr todos los días y a seguir un plan regular. Cada vez que terminaba de correr, terminaba empapado”, relató. Ma mantuvo la calma en el Campeonato de Singapur, después de todo ya había vivido la experiencia de unos Juegos Olímpicos y momentos antes de competir, el propio Osmar bromeó con ella al decir que esperaba ganar medalla en los cinco eventos en los que participaba. “El día de la final de trampolín le dije: Solo haz tus clavados con el nivel que sabes hacer”, recordó la entrenadora china. En la competencia, el primer salto del mexicano fue mejor en los entrenamientos, el segundo fue sólido, en el tercero no alcanzó lo planeado y en el cuarto con su especialidad, un ligero error en el despegue afectó la entrada al agua. “En los dos últimos (clavados) mostró toda la confianza y los completó sin problemas”, detalló la entrevistada, al recordar que cuando ganó el oro, Osmar estaba feliz, pero no eufórico porque quizá ya lo esperaba. “Para mí, esa medalla es un paso muy importante en su crecimiento y también una recompensa a mi labor como entrenadora”, dijo. Finalmente, la también exclavadista de alto nivel comentó que los atletas chinos han mostrado mucha amabilidad con Osmar, pues los clavadistas Wang Zongyuan y Cao Yuan lo felicitaron después de la competencia, al reconocer su gran potencial, así que “en la plataforma son rivales, pero fuera de ellas son amigos”. El intercambio entre México y China ha sido clave para el crecimiento del deporte mexicano, en especial en el ámbito de los clavados, al fomentar una relación de respeto y aprendizaje mutuo. Fin