BUENOS AIRES, 10 jul (Xinhua) — Argentina transita una recuperación económica heterogénea, con sectores productivos y sociales que atraviesan de manera dispar una coyuntura marcada por el enfoque liberal del Gobierno, centrado en el ajuste fiscal, la contracción monetaria y la apertura externa, en opinión de analistas consultados por Xinhua. La recuperación se refleja en un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 5,8 por ciento interanual en el primer trimestre del año, que estuvo a su vez impulsado en mayor medida por el aumento de la inversión (formación bruta de capital fijo), el consumo privado y las exportaciones, según datos oficiales. El superávit fiscal y la baja de la inflación continúan siendo, según las consultoras y analistas del país, los principales activos del Gobierno; no obstante, el encarecimiento de los bienes y servicios y la desigualdad en la recuperación de los ingresos plantean interrogantes sobre el bienestar general de la población. El economista Fernando Morra sostuvo, en diálogo con Xinhua, que aunque la desaceleración inflacionaria condujo a un alivio generalizado, que en gran parte se logró por un ancla cambiaria con un tipo de cambio prácticamente fijo, los sectores de la población que han logrado mantener sus ingresos tras el fuerte ajuste fiscal son los que han resultado más favorecidos. En contrapartida, los grupos sociales y sectores vinculados a áreas como las empresas, el comercio, y los de mayor dependencia del Estado como los jubilados, experimentan una situación “distinta” con mayor empobrecimiento y aumento del desempleo. “Para mucha gente que mantiene sus ingresos, el segmento de la población más alto de la Argentina, la posibilidad de acceder a viajes fuera del país, a compras de auto, y de planificar, para ellos la situación es un alivio, pero para el resto de la población se está empezando a notar, hay más desempleo, hay más inestabilidad de ingresos, y a ese segmento de la sociedad le cuesta más llegar a fin de mes”, comentó el integrante del Instituto Internacional de Desarrollo Sostenible. Morra, quien se desempeñó como secretario de Política Económica del Ministerio de Economía (2019-2022), explicó que el consumo privado como componente del PIB que creció 11,3 por ciento en el primer trimestre estaría reflejando un incremento que no se corresponde con lo local sino con el consumo externo. Un panorama que contrasta con un contexto de encarecimiento de los bienes y servicios a nivel doméstico, así como de pérdida de competitividad de las empresas y otros sectores como el turismo interno, el comercio y la hostelería. De esta forma, el consumo interno de bienes, como contracara del aumento de la demanda externa, reflejaría una realidad distinta de caída, impulsada por el encarecimiento de los costos que enfrentan las pequeñas y medianas empresas, la inflación que aunque se ha desacelerado permanece, sumado a la política de liberación de importaciones. “Lo que uno está viendo es ese proceso en donde Argentina se vuelve cara en dólares, que hace que un grupo de argentinos pueda consumir y el consumo en términos del indicador macroeconómico, repunte; pero no así el consumo doméstico ni la producción doméstica”, precisó Morra. Agregó que la evidencia está en “indicadores como la construcción, venta en supermercados, todos los indicadores que muestran las ventas de las pymes y también en el turismo doméstico y el consumo de restaurantes. Todo eso que es doméstico es lo que está más afectado porque no son competitivos”, agregó. En una opinión análoga, Daniel Schteingart, director de Planificación Productiva del centro de investigación “Fundar” indicó en diálogo con Xinhua, que “hay sectores claramente perdedores de este proceso” de recuperación de la economía. “Ejemplos de esto son particularmente los asalariados del sector público que tuvieron una caída del salario real del 15 por ciento y también los trabajadores de varios de los sectores afectados por la política del Gobierno, principalmente lo que es la industria y la construcción”, sostuvo. Schteingart explicó que “la construcción está muy afectada por el ajuste fiscal que impacta en la obra pública, impactando en el empleo de ese rubro y, por otro lado, la industria está afectada por la política de apertura comercial y por la apreciación del tipo de cambio”. Para los próximos meses, Schteingart considera que si la economía continúa el sendero de recuperación no se debería esperar un mayor deterioro del mercado laboral; no obstante, apuntó que en el contexto de apertura económica en curso y de ciertos retrocesos vistos en los sectores industriales, es difícil pensar en un muy bajo desempleo. Los analistas refirieron que uno de los principales problemas que enfrenta hoy Argentina es el déficit en la cuenta corriente, impulsado por un aumento de las importaciones y un turismo emisivo creciente. Esta dinámica presiona sobre la disponibilidad de divisas y pone en duda la sostenibilidad del actual esquema económico en el mediano plazo. Fin