SINOP, Brasil, 21 may (Xinhua) — Desde 2011, Brasil cuenta en el municipio de Sinop, en el estado de Mato Grosso (centro-oeste), con el mayor experimento de agricultura regenerativa del mundo. A cargo de la unidad Embrapa Agrossilvipastoril, el proyecto busca consolidar al país como un referente mundial en la investigación y desarrollo de sistemas de producción agropecuarios, teniendo en cuenta la sostenibilidad y el medio ambiente. Situada a unos 500 kilómetros de Cuiabá, la capital de Mato Grosso, la Embrapa Agrossilvipastoril es una de las 43 unidades que tiene la estatal Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa) en el territorio nacional. En una región considerada el corazón del agronegocio brasileño, la Embrapa Agrossilvipastoril cuenta con 612 hectáreas, de las que 540 se dedican al campo experimental. Allí se desarrollan ensayos multidisciplinarios y de largo plazo sobre ganadería, agricultura y regeneración de pasturas. “Intentamos optimizar al máximo la producción de alimentos en una misma área. Buscamos unir la producción vegetal con la animal, con tres cosechas al año”, explicó a Xinhua Rafael Pitta, jefe adjunto de Investigación y Desarrollo de la unidad. Uno de los objetivos de la Embrapa Agrossilvipastoril es reducir las emisiones de carbono que el sector agropecuario brasileño emite. Según el Observatorio del Clima, la agropecuaria fue responsable del 28 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del país en 2023, marcando el cuarto año consecutivo de aumento. “En el mundo, el 18 por ciento de los gases de efecto invernadero provienen de la agropecuaria. En Brasil, con una matriz energética más limpia, este sector representa una proporción aún mayor”, precisó Pitta. En su extenso complejo, la Embrapa Agrossilvipastoril busca desarrollar soluciones tecnológicas para sistemas integrados de cultivos, ganadería y silvicultura (ILPF, por sus siglas en portugués). En terrenos divididos por hectáreas, se alternan cosechas con zonas de pasto para rebaño, en campos delimitados por hileras de altos eucaliptos o tecas. Estos árboles proporcionan sombra, lo que mejora el bienestar y ayuda en el confort del ganado para evitar el fuerte sol que impera en Mato Grosso. La presencia del ganado en terrenos cultivables también enriquece el suelo gracias a los residuos orgánicos y reduce el uso de pesticidas al disminuir la proliferación de plagas. Todo este modelo aumenta el almacenamiento de carbono en el suelo, mejora su biodiversidad microbiana y optimiza la conservación del agua y los nutrientes. “Se trata de intensificar la producción con eficiencia en el uso de los recursos naturales”, señaló Pitta. A su parecer, “Brasil antes era visto con desconfianza en cuestiones medioambientales, pero ahora ya empieza a llamar la atención por las soluciones que puede ofrecer” al mundo en el sector del agronegocio. “Somos parte de la solución global, nuestra forma de producir alimentos en Brasil es parte de la solución” mundial, abundó. Actualmente, Brasil cuenta con unos 17,4 millones de hectáreas bajo sistemas integrados de producción, y la meta, según Pitta, es duplicar esa superficie hasta alcanzar los 35 millones de hectáreas. Con ello, el país busca consolidarse no solo como potencia agropecuaria, sino también como líder en soluciones tecnológicas que permitan al agronegocio crecer sin dañar el medio ambiente. Fin