LA PAZ, 18 abr (Xinhua) — La Semana Santa en Bolivia es mucho más que una celebración religiosa, es un momento en el que la devoción católica se fusiona con el turismo familiar y la rica tradición gastronómica de la región. Ernesto Calizaya, escritor y comunicador social, destacó este viernes que durante la Semana Santa, en el país sudamericano se fusionan la espiritualidad, la memoria colectiva y la cultura viva. Expresó que las solemnes procesiones que rememoran el viacrucis y la resurrección de Cristo, los platillos tradicionales ancestrales y las caravanas familiares que viajan hacia los pueblos para reencontrarse y descansar, son algunas de las manifestaciones que enriquecen esta celebración. La Semana Santa en Bolivia también se vive en la mesa, donde la tradición marca un ayuno sin carnes rojas como un acto de penitencia. Para muchos, es además una oportunidad para reconectar con la cocina ancestral. En el Viernes Santo, las familias preparan hasta 12 platillos, en alusión a los 12 apóstoles, lo que refleja un profundo sincretismo religioso y una sabiduría gastronómica que se transmite de generación en generación. “Aunque la tradición marca que en época de Semana Santa se deben preparar 12 platillos, evocando la última cena de Jesús con sus apóstoles, en Bolivia la costumbre persiste, aunque a veces con menos platillos”, afirmó la chef Tatiana Tórrez, docente del proyecto de la Casa de las Mujeres Chukutas, dependiente de la Secretaría de Educación y Desarrollo Social de La Paz. En las regiones del occidente boliviano predomina el pescado de agua dulce como la trucha, el ispi o el pejerrey, mientras que en el oriente predomina el pacú, surubí y sábalo, que son muy bien aprovechados en esta época. Pero también son socorridos el queso, el huevo, la papalisa, quinua, leche, la papa y la arveja, entre otros ingredientes, que hacen degustar al paladar, expresó la chef. Tórrez manifestó que con estos ingredientes el menú es un mosaico de sabores autóctonos: desde la sopa de maní, el arroz con leche y la sajta de papalisa hasta el queso humacha, la papa a la huancaína y el revuelto de achojcha. La Semana Santa también ofrece una pausa en el calendario laboral y muchos bolivianos aprovechan para hacer turismo interno. Familias enteras dejan las ciudades para visitar comunidades rurales, participar de campeonatos deportivos, peregrinaciones o simplemente descansar. Muchas familias peregrinan a campos santos como la turística población de Copacabana en el altiplano de La Paz (oeste), donde después de la caminata de dos días se congregan en la iglesia de la población para orar. El Viceministerio de Turismo impulsa rutas que entrelazan naturaleza, historia y espiritualidad. Destinos como Copacabana, la Ruta del Inca, Samaipata, el Salar de Uyuni o las Misiones Jesuíticas reafirman a Bolivia como un país con una oferta diversa y profundamente vinculada a sus raíces. En Oruro, por ejemplo, el arte y la fe se funden en gigantes esculturas de arena, donde artistas locales recrean escenas bíblicas. Las delegaciones de Perú y Argentina, junto a artistas bolivianos, se reúnen desde el jueves hasta el fin de semana para crear 24 impresionantes esculturas sobre el Antiguo y Nuevo Testamento en la XIX edición de este evento. “Ya se han confirmado 24 esculturas, 12 del Antiguo Testamento y 12 del Nuevo. Llegaron tres equipos del Perú y las escuelas de Bellas Artes de Argentina de Humacao, además de las delegaciones nacionales ya estamos en los arenales”, informó a los periodistas el rector del Instituto de Formación Artística (IFA) Bellas Artes, Finelez Llanque. Fin