BEIJING, 7 abr (Xinhua) — A pesar de que sus reservas de petróleo son las cuartas más grandes del mundo y de contar con abundantes recursos de energía solar, Irak sufre frecuentes cortes eléctricos. Sin embargo, mediante una nueva asociación que ha establecido con China espera afrontar el problema, informó el periódico China Daily en su edición de hoy lunes. La Universidad de Wuhan, con sede en Wuhan, capital de la provincia central china de Hubei, y la Universidad de Bagdad, en Irak, se han unido para aprovechar el potencial de la energía solar y las tecnologías inteligentes, con el propósito de hacer frente a la crisis de electricidad del Estado de Oriente Medio. Las dos instituciones educativas e investigativas establecerán un laboratorio conjunto para microrredes inteligentes y almacenamiento energético. Aprobado a finales del año pasado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de China, el proyecto cuenta en su parte china con el respaldo de la Escuela de Ingeniería Eléctrica y Automatización de la Universidad de Wuhan. Para proporcionar condiciones óptimas de investigación en China, el laboratorio aprovechará las instalaciones experimentales avanzadas de la escuela, entre ellas las de simulación dinámica de sistemas de electricidad, seguridad de equipos y sistemas eléctricos, y protección ambiental de la red eléctrica, según un comunicado de la escuela en el que respondió a preguntas del China Daily. En este documento se detalla además que la Universidad de Bagdad, por su parte, planea asignar 1.000 metros cuadrados de espacio para ser dedicado a oficinas y actividades investigativas, en tanto que sus instalaciones y equipos científicos existentes también se pondrán a disposición. Como iraquí, Ghamgeen Izat Rashed, profesor asociado de esta universidad, expresó sus grandes esperanzas de que la iniciativa ayude a solucionar la crisis de electricidad y reduzca las emisiones de dióxido de carbono en su país natal. Debido a su débil infraestructura de la red eléctrica, Irak lucha por equilibrar la generación y el consumo de electricidad, comentó el académico. El país se enfrenta a la escasez durante las horas pico de consumo, lo que se atribuye en gran medida a los bajos precios de esta energía, mientras que en los períodos de baja demanda se desperdician cantidades significativas. “Irak está saturado con altas emisiones de dióxido de carbono y una contaminación ambiental cada vez más severa porque depende en gran medida de los combustibles fósiles para la generación energética”, agregó. El laboratorio conjunto prevé un enfoque de tres pasos para abordar el problema. Fang Hualiang, profesor asociado de la Universidad de Wuhan, puntualizó que el primero de ellos tiene como objetivo instalar sistemas de almacenamiento solar y eléctrico para cada hogar iraquí, con el fin de aprovechar los abundantes recursos solares. Fang hizo hincapié en la viabilidad económica de la iniciativa, señalando que el costo de un sistema solar fotovoltaico doméstico de 10 kilovatios, acompañado de una batería de almacenamiento de energía con una capacidad de 10 kilovatios-hora es de unos 7.000 dólares, mientras que el ingreso anual promedio de una familia iraquí es de 6.000 a 10.000 dólares. A pesar de los bajos precios de la electricidad, su grave escasez en Irak obliga a la mayoría de las familias a depender de sus propios generadores para satisfacer sus necesidades, explicó el profesor. Esto resulta en un promedio de gastos mensuales de 35 a 100 dólares, y algunos hogares gastan hasta 300 dólares por mes, añadió. El segundo paso implica contar con redes más inteligentes que puedan nivelar de mejor forma la oferta y la demanda. En esta etapa, se minimizará el desperdicio eléctrico y la red se estabilizará significativamente con la implementación de tecnologías inteligentes, como es el caso del mecanismo de equilibrio de microrredes. Con la transición hacia las bajas emisiones y la neutralidad de carbono como meta, el tercer paso busca, precisamente, lograr ese equilibrio entre la oferta y la demanda de energía renovable. Usando la tecnología de cadena de bloques, en esta fase se introducirá un mecanismo de incentivos basado en créditos de carbono, para recompensar con “activos digitales” negociables a las familias que realizan acciones de ahorro energético, agregó Fang. Igualmente, reveló que un par de empresas, una registrada en Iraq y otra en China, están autorizadas para utilizar en aplicaciones industriales toda la propiedad intelectual del laboratorio, conforme a lo acordado por ambas universidades. Con un profundo conocimiento del mercado iraquí, esas dos compañías pueden brindar al equipo de investigación y desarrollo información de primera línea acerca del mercado. “Esto garantiza que las posibles innovaciones tecnológicas del laboratorio se alineen estrechamente con las demandas del mercado de Irak, y puede facilitar la concordancia precisa que se necesita para industrializar los resultados investigativos”, resaltó el académico. Asimismo, se espera que las dos compañías promuevan la exportación de productos y servicios de las industrias fotovoltaica y de almacenamiento energético de China. Aprovechando la experiencia de la Universidad de Wuhan en teledetección, el equipo de investigación del laboratorio recurrirá al monitoreo por drones y satélites para hacer seguimiento a las emisiones de carbono en Oriente Medio y el Sudeste Asiático, mientras estas regiones trabajan para contribuir a planificar la implementación de energías renovables. “También nos esforzaremos por encontrar soluciones replicables de desarrollo verde que permitan facilitar las transiciones energéticas en los países involucrados en la Iniciativa de la Franja y la Ruta”, concluyó Fang. Fin