Por Gerardo Laborde MONTEVIDEO, 29 ago (Xinhua) — El fallecimiento del futbolista uruguayo Juan Manuel Izquierdo, de 27 años, conmocionó a Uruguay, unió a los aficionados más allá de banderas y reafirmó la necesidad de prevención en materia de salud deportiva. Hace una semana, el 22 de agosto, Izquierdo se desplomó en pleno partido entre los clubes Nacional y Sao Paulo por la Copa Libertadores y después de cinco días de hospitalización murió el 27 de agosto como consecuencia del daño neurológico provocado por un paro cardíaco. Izquierdo, quien jugó en varios equipos del fútbol uruguayo y tuvo un pasaje por México, tuvo su último adiós desde la mañana de hoy jueves y hasta el mediodía con un multitudinario velatorio en la sede del Nacional, donde no faltaron camisetas y banderas del clásico rival, Peñarol. “Estoy destruido, pero ni por asomo me puedo poner en los zapatos de la familia, que es la más afectada directamente”, dijo el presidente del equipo Nacional, Alejandro Balbi. De origen humilde, Izquierdo colaboró como adolescente con su padre en tareas de construcción, cumplió su sueño y a base de esfuerzo forjó una carrera en el fútbol profesional, que lo llevó a ganar dos veces el campeonato uruguayo, con el Nacional y con el Liverpool FC Montevideo. “Me gustó muchísimo ver gente con camiseta de Peñarol y de otros clubes en la sede”, valoró Balbi, quien destacó que es una “respuesta cívica” y una muestra de que “todavía tenemos valores”. La Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) declaró “cinco días de luto oficial del fútbol uruguayo” y la suspensión al menos hasta el próximo domingo de “todas las actividades competitivas” de la federación. Ignacio Alonso, presidente de la Asociación Uruguaya de Fútbol, se hizo presente en el velatorio de Juan Izquierdo y señaló que esta despedida es una muestra de lo que significó “en vida y su madera humana”. Izquierdo deja a su esposa, Selena, una hija de dos años y un hijo recién nacido. La AUF informó que el estatuto del futbolista prevé que su familia perciba el sueldo que cobraba al momento de su fallecimiento durante los próximos ocho años. Según una crónica del diario local “El País”, Izquierdo declaró que su padre “trataba de inculcarme que las cosas cuestan” y eso “le quiero inculcar el día de mañana a mi hija. Todo aunque parezca fácil, cuesta”. Desde Sao Paulo, Brasil, llegó a Montevideo una delegación de futbolistas del club homónimo encabezada por el capitán Rafinha y que completaron Jonathan Calleri, Wellington Rato, Lucas Moura y el uruguayo Michel Araújo para expresar sus condolencias. “Debíamos estar aquí porque vivimos todo lo que pasó en el estadio y queríamos darle fuerzas a la familia, aunque sabemos que es duro. Queríamos venir porque era como si Juan fuera uno de nosotros”, expresó Rafinha. Uno de los aficionados de Peñarol que llegó hasta la sede del Nacional fue Alejandro, quien vistiendo la camiseta amarilla y negra resaltó que “vengo a acompañarlo en el duelo” porque “los colores nos dividen y nos une la misma pasión”. También valoró “la empatía” y comentó que ayer miércoles estuvo “todo el día llorando por Juan Izquierdo”. La crisis cardíaca que sufrió el futbolista replanteó la pregunta de si esta tragedia pudo ser evitada. El programa estatal Gol al Futuro realiza pesquisas entre jugadores juveniles para detectar posibles anomalías a nivel cardíaco. El cardiólogo Alejandro Cuesta, integrante del programa Gol al Futuro, dijo que lo que le ocurrió a Izquierdo fue “un hecho excepcional, muy poco frecuente” que afecta a uno cada 100.000 deportistas al año. “En Uruguay, eventualmente, puede ocurrir cinco o seis veces al año en distintos ámbitos”, informó Cuesta en diálogo con el Canal 10 de la televisión local. No obstante, recalcó la importancia de la actividad física y subrayó que “la gente que hace ejercicio y que hace deporte está absolutamente demostrado que vive más”. “Son muchas más las muertes súbitas que ocurren en los domicilios que en los campos deportivos”, reflexionó el galeno. Fin

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