BEIJING, 26 nov (Xinhua) — Hace 82 años, en un hotel situado cerca de las pirámides de Giza, a las afueras de El Cairo, los líderes de China, Estados Unidos y Reino Unido emitieron la Declaración de El Cairo, estableciendo no solo el consenso de los Aliados, sino también la base jurídica para el orden de posguerra luego de la rendición de Japón. Esa historia ha cobrado nueva urgencia esta semana. La semana pasada, el Ministerio de Relaciones Exteriores de China invocó repetidamente la Declaración de El Cairo para refutar los comentarios de la primera ministra japonesa, Sanae Takaichi, cuyas recientes declaraciones erróneas sobre Taiwan, junto con los planes de Tokio de ampliar su capacidad militar, han suscitado duras críticas. Los observadores dicen que las declaraciones de Takaichi traspasan una “línea roja histórica” establecida en la década de 1940 –un desafío a los documentos que dieron forma al acuerdo de posguerra en Asia y que siguen estando integrados en el derecho internacional. “Un principio fundamental del derecho internacional es respetar la soberanía y la integridad territorial de un país”, indicó Wang Lei, vicepresidente de la Asociación de Derecho Constitucional de la Sociedad de Derecho de China, y añadió que las declaraciones de Takaichi violan de manera flagrante este principio, interfiriendo en la soberanía nacional de China. UNA LÍNEA TRAZADA HACE MUCHO TIEMPO Publicada el 1 de diciembre de 1943, la Declaración de El Cairo afirma que los territorios que Japón había arrebatado a China, incluidos Taiwan y las islas Penghu, debían ser devueltos a China después de la guerra. La declaración fue reforzada dos años más tarde por la Proclamación de Potsdam, emitida por China, Estados Unidos y Reino Unido y posteriormente respaldada por la Unión Soviética. Japón aceptó esos términos cuando firmó el Instrumento de Rendición en septiembre de 1945, comprometiéndose a cumplir las obligaciones establecidas en los términos de Potsdam. En conjunto, estos documentos constituyeron la base jurídica internacional para la recuperación por parte de China de los territorios ocupados por Japón y, en términos más generales, se consideraron elementos esenciales del orden de posguerra en la región Asia-Pacífico. “Taiwan ha sido una parte inseparable de China desde la antigüedad y los documentos de El Cairo y Potsdam lo dejan muy claro”, explicó Zhu Haian, presidente de la rama belga del Consejo Chino para la Promoción de la Reunificación Nacional Pacífica. El principio de que Taiwan forma parte de China sustentó otro momento histórico décadas más tarde. En 1971, la Asamblea General de las Naciones Unidas votó por abrumadora mayoría para adoptar la Resolución 2758, una decisión histórica que reafirmó el claro compromiso de la comunidad internacional con el principio de una sola China. Rodolfo Sanz, vicepresidente del Grupo de Amistad Parlamentaria China-Venezuela de la Asamblea Nacional de Venezuela, dijo que la Declaración de El Cairo deja claro que Taiwan es una parte inseparable de China, lo que constituye una línea roja histórica que no se puede cruzar. DESAFÍO ABIERTO Los analistas advirtieron que, al vincular una “situación que amenaza la supervivencia” de Japón con la cuestión de Taiwan, insinuando que Japón podría intervenir militarmente en el estrecho de Taiwan, Takaichi está desafiando abiertamente el principio de una sola China consolidado en documentos jurídicos internacionales como la Declaración de El Cairo. Más allá de exigir a Japón que devuelva los territorios que le robó a China, la Declaración de El Cairo, la Proclamación de Potsdam y otros documentos vinculantes subrayaron la conducta agresiva de Japón durante la guerra e impusieron obligaciones claras al Estado derrotado, entre ellas el desarme completo y la prohibición de las industrias que pudieran apoyar el rearme. Sin embargo, los políticos de derecha de Japón han ido socavando estas restricciones en los últimos años, erosionando los límites militares y eludiendo la política exclusivamente orientada a la defensa de la Constitución. Takaichi aceleró el proceso con el objetivo de revisar tanto los Tres Principios sobre la Transferencia de Equipos y Tecnología de Defensa como los Tres Principios Antinucleares. Las declaraciones “escandalosas” de Takaichi “ignoran las prácticas diplomáticas y violan claramente el derecho internacional”, mencionó Kwon Ki-sik, director de la Asociación de la Amistad de las Ciudades República de Corea-China, en una entrevista reciente con Xinhua. “Japón no tiene derecho a interferir en los asuntos internos de China, ni tampoco a socavar el principio de una sola China… Ha sido un acto despreciable que traiciona la confianza diplomática”, afirmó Kwon. La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, Maria Zakharova, señaló que “han pasado ochenta años y Japón sigue negándose a reconocer los resultados de la Segunda Guerra Mundial, consagrados en el derecho internacional”. “Lamentablemente, sabemos cómo terminó el militarismo japonés, cuántos sacrificios le costó al mundo entero y al propio Japón”, agregó. “Por lo tanto, los políticos que llegan al Gobierno de Japón deben recordar esto y comprender a qué pueden conducir las declaraciones irresponsables, y abstenerse de hacerlas”. CRECIENTE REACCIÓN NEGATIVA Cientos de japoneses se manifestaron el viernes frente a la residencia oficial de la primera ministra en Tokio para exigir a Takaichi que se retractara de sus recientes comentarios erróneos sobre Taiwan y ofreciera una explicación y una disculpa. Los manifestantes exigieron el fin del resurgimiento del militarismo en Japón, portando pancartas con lemas como “Retracta tus declaraciones, oponte a la guerra”, “Todo esto es culpa de Takaichi” y “Takaichi, renuncia”. Mientras tanto, los observadores advierten que las acciones provocadoras de Takaichi desprecian la justicia internacional y violan los principios fundamentales de las relaciones internacionales. Yuki Izumikawa, investigador especial de la Universidad de Okinawa, advirtió que las declaraciones “extremadamente perjudiciales” de Takaichi pueden dañar gravemente los intrincados lazos económicos y culturales que sustentan las relaciones Japón-China. El presidente de la Asamblea Nacional de la República de Corea, Woo Won-shik, dijo en la red social X que las medidas de Takaichi revelan la “actitud irresponsable” de Japón y su falta de reflexión sobre la historia, y advirtió que su impulso para enmendar la Constitución es “aún más preocupante”, ya que “transformaría a Japón en un país capaz de hacer la guerra”. Richard A. Black, representante del Instituto Schiller ante las Naciones Unidas en Nueva York, expresó que las últimas medidas de Takaichi son “muy peligrosas”, y señaló su largo historial de visitas al famoso santuario de Yasukuni, una herramienta espiritual y símbolo de los militaristas japoneses responsables de la guerra de agresión, y su minimización de los crímenes de guerra de Japón. “Por lo tanto, China tiene razón en estar enojada, tiene razón en estar molesta y tiene razón en tomar medidas enérgicas para evitar que esto vaya más lejos”, añadió Black. Fin

Por Vimag