BELÉM, Brasil, 12 nov (Xinhua) — La ausencia del Gobierno de Estados Unidos en la 30ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, que se realiza en Brasil, ha motivado al Sur Global a buscar caminos propios para impulsar una transición energética y una auténtica justicia climática, afirmó el académico brasileño Fernando Romero Wimer. En entrevista con Xinhua, el estudioso señaló que la falta de representación de Washington en la conferencia mundial de la ciudad de Belém revela el debilitamiento del liderazgo tradicional norteamericano en la gobernanza ambiental y abre un espacio para que las naciones en desarrollo refuercen su protagonismo en la agenda ecológica global. Romero Wimer destacó que los bancos de desarrollo regional en América Latina, África y Asia pueden desempeñar un papel decisivo en este nuevo escenario, al promover líneas de crédito y fondos destinados a suplir la falta de financiamiento de las naciones más ricas. “La cooperación Sur-Sur y los procesos de integración regional deben adoptar estrategias que acompañen la transferencia tecnológica para la transición energética y tengan en cuenta a las poblaciones locales”, explicó. El investigador reconoció, sin embargo, que los países del Sur Global enfrentan un gran desafío, ya que no poseen la capacidad de financiamiento climático de las economías avanzadas. Por eso, insistió en la necesidad de una transición energética justa, basada en compromisos efectivos del Norte Global hacia los países en desarrollo, con aportes reales y no condicionados. “Es clave que se acuerde una financiación de la transición energética que implique contribuciones efectivas y el desarrollo de fondos de conservación forestal y ambiental, cuyos desembolsos no dependan de decisiones internas de los países receptores”, subrayó el académico. También subrayó que el desarrollo de energías limpias, como el hidrógeno verde, la energía solar y la eólica, puede favorecer una transición equitativa, siempre que se garantice la protección de las comunidades locales, los pueblos originarios y los sectores más vulnerables. “No se puede sostener una retórica de transición energética que no contemple la justicia ambiental”, advirtió. Romero Wimer consideró que las divisiones geopolíticas entre las grandes potencias explican en buena medida las dificultades para aplicar de manera efectiva el Acuerdo de París. A su entender, los países más ricos “priorizan agendas nacionales de corto plazo” y defienden los intereses de sus propios capitales antes que los compromisos globales de reducción de emisiones. “Estamos en un momento en el que los científicos alertan sobre un punto de inflexión que podría comprometer la continuidad de la vida humana. Por eso, el debate sobre justicia ambiental debe ser plenamente consciente de los riesgos de la falta de acuerdos internacionales”, aseveró. Fin

Por Vimag