Por Pablo Giuliano TOMÉ-AÇU, Brasil, 23 oct (Xinhua) — En la Amazonia profunda, un sistema agroforestal que reemplazó los fertilizantes químicos por técnicas orgánicas, al combinar sostenibilidad ambiental con buenas prácticas productivas y generación de empleo y renta para los agricultores familiares, forma parte de los esfuerzos de los productores brasileños para mostrarse al mundo ante la Conferencia de las Partes (COP30) de la Conferencia Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se desarrollará del 10 al 21 de noviembre en Belém, capital del estado amazónico de Pará (norte). El caso de la cooperativa de agricultores de Tomé-Açu, interior del estado de Pará, es considerado una vitrina en cuanto a soluciones de integración del suelo para diversos cultivos en forma sostenible, razón por la cual se ha aliado a la iniciativa el gigante multinacional brasileño de la cosmética Natura, que adquiere los aceites vegetales para sus productos. La experiencia es liderada por la Cooperativa Agrícola Mixta de Tomé-Açu (CAMTA), fundada en 1931 por colonos japoneses, cuyos asociados actualmente cultivan palma para aceite, cacao, pimienta del reino, asaí y copoazú bajo un modelo agroforestal que restaura los suelos, protege la cobertura forestal y ofrece ingresos estables a las familias rurales. “Lo que nosotros, como productores, sentimos es que con la producción basada solo en químicos no estamos viendo resultados de productividad. En el pasado se usaban productos orgánicos como harina de hueso y torta de ricino, y había más rendimiento. Desde la década de 1970, con el uso intensivo de químicos, la productividad empezó a caer. Por eso, estamos retomando el uso de materia orgánica”, explicó a Xinhua Alberto Oppata, presidente de CAMTA. Oppata destacó que los ensayos iniciados en 2008 y 2009 demostraron que la transición hacia lo orgánico mejora la productividad y el sabor de la fruta, además de restaurar la fertilidad del suelo. “Hay un retorno a lo orgánico, un abandono gradual del NPK (fertilizante compuesto por nitrógeno, fósforo y potasio). Esto tiene que ver también con la mejora del producto”, afirmó. Una de las tierras donde se lleva a cabo la iniciativa de fertilización orgánica, perteneciente al agricultor Ernesto Suzuki, está apoyada por la gubernamental Empresa Brasileña de Investigación Agropecuaria (Embrapa, en portugués) y por la firma Natura. Ernesto Suzuki fundó la Casa Suzuki, una marca de chocolate orgánico que pretende sumar a la gran producción chocolatera del estado de Pará, el mayor productor de cacao de Brasil que también atrae al turismo rural por este tipo de iniciativas. Las áreas manejadas por la cooperativa son gestionadas sin quemas ni herbicidas, usando técnicas de compostaje, trituración de renovación y trabajo manual, que demandan más esfuerzo que los métodos químicos mecanizados. “La certificación orgánica tiene un costo, y el trabajo manual demanda más esfuerzo. Por eso queremos que los clientes paguen un precio justo por este producto. Al menos un 30 por ciento más que el convencional”, indicó el presidente de CAMTA. El dirigente subrayó la relevancia de este sistema para la agricultura familiar: “Un establecimiento de 10 hectáreas, con tres personas, puede alcanzar una renta equivalente a 3.000 dólares. Es una mejora real de vida. Este sistema ofrece salida económica y empleo para personas pobres del campo”. Sobre la colaboración con grandes empresas, Oppata señaló que “una empresa como Natura selecciona estas áreas porque son básicamente sin quema y sin uso de herbicidas, y esto es un beneficio para la certificación de productos orgánicos”. El productor también enfatizó la necesidad de políticas públicas que fomenten el uso de insumos orgánicos locales. “Necesitamos que se incentive el uso de fertilizantes orgánicos locales en lugar de importar productos químicos de otros países. Nosotros como productores vamos a hacer la transición y ya estamos en camino”, afirmó. La experiencia de Tomé-Açu se perfila como un modelo de bioeconomía amazónica que Brasil espera presentar ante la COP30 que se desarrollará en Belém, a 147 kilómetros de distancia. La cooperativa de agricultores que se inició con inmigrantes japoneses y que se expandió a los brasileños que fueron poblando esta región de selva que sufrió con la devastación para la ocupación del espacio en los años 1970 busca ahora ser incluida. Bajo un calor de más de 35 grados, los agricultores familiares han logrado integrar cultivos para trabajar la tierra bajo la sombra de los árboles de cacao con la finalidad de ejecutar la cosecha artesanal. El modelo de Sistema Agroforestal (SAF) de integración del suelo y culturas para tener un rendimiento durante todo el año es una “gran alternativa, no solo para el aumento de la producción, sino principalmente para la sustentación de las familias que se dedican a la actividad agrícola”, dijo a Xinhua el ingeniero agrónomo y dirigente ruralista brasileño Hildegardo Nunes, consultor para la COP30 de la Federación de Agricultura y Ganadería del estado de Pará (Faepa). “Esta forma de trabajar la producción tiene un componente ambiental de equilibrio, tiene una condición de producción escalonada durante todo el año y tener ingresos todos los meses. Una sucesión de cultivos permite tener otros proyectos a largo plazo, como el aceite de palma, mientras crecen cultivos de ciclo corto como mandioca o frutas”, explicó el especialista. Fin
