SAO PAULO, 13 oct (Xinhua) — La cooperación económica entre Brasil y China atraviesa una etapa de consolidación marcada por una lógica “ganar-ganar”, en la que ambos países se benefician mediante la transferencia de tecnología, la generación de empleo calificado y la expansión de cadenas productivas estratégicas, consideró el secretario brasileño de Desarrollo Industrial, Innovación, Comercio y Servicios, Uallace Moreira. En entrevista con Xinhua, el funcionario destacó que el país sudamericano “no puede ser una maquila dependiente”, por lo que ofrece condiciones excepcionales para atraer inversiones en sectores de alta tecnología y bajo impacto ambiental, especialmente en centros de datos (“data centers”), movilidad eléctrica, biocombustibles y energías renovables. “Queremos ser un socio que aporta conocimiento, innovación y sostenibilidad. Por eso, la asociación con China es esencial: debe ser un comercio de beneficio mutuo, un verdadero ganar-ganar. Brasil también tiene mucho que ofrecer a China”, resaltó Moreira, quien participó este lunes de la Conferencia Anual del Consejo Empresarial Brasil-China (CEBC), en Sao Paulo. En esa línea, el funcionario de la cartera de Desarrollo recordó que el país asiático ha desembarcado en el mercado automotriz de Brasil, con la llegada de las automotrices Build Your Dreams (BYD) al estado de Bahía (noreste) y Great Wall Motors (GWM) a Sao Paulo (sureste). “La mayoría de los autos chinos que circulan hoy en Brasil aún son importados, pero esas dos empresas ya comenzaron a producir localmente. Ahora necesitan avanzar hacia la internalización de la cadena productiva, lo que significa fabricar componentes, desarrollar proveedores nacionales y aumentar el coeficiente de exportación”, explicó. A decir de Moreira, esta decisión representa un movimiento decisivo para el sector automotor nacional, especialmente para la descarbonización del transporte y la electrificación del sector automotriz, que “es fundamental para la transición energética”. Hace unos días, durante la inauguración de la fábrica de BYD, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva recordó que en 2021 la estadounidense Ford dejó de producir en la planta de Camaçari, Bahía, complejo donde ahora opera la empresa china. “Hoy, en cambio, atraemos a una de las mayores competidoras globales, altamente verticalizada, que produce desde la batería hasta el último tornillo. Eso confirma el potencial del mercado interno brasileño. Brasil tiene un mercado interno muy atractivo e importante en el mundo”, dijo Moreira al destacar que el país experimenta un crecimiento económico sostenido y se consolida como un polo atractivo para nuevas inversiones. Sostuvo que uno de los temas del futuro es la política de incentivos a la instalación de centros de datos (“data centers”). “Brasil es un país con un potencial competitivo enorme para atraer inversiones en ‘data centers’. Primero, porque tenemos energía limpia: el 90 por ciento de nuestra matriz eléctrica es renovable, mientras la media mundial es de apenas 35 por ciento”, detalló. “Además, nuestra matriz energética en general es 50 por ciento limpia, frente a un promedio mundial de 15 por ciento. Eso significa que un ‘data center’ que se instala en Brasil ya es verde por definición”, añadió. De acuerdo con Moreira, este diferencial ambiental se combina con ventajas logísticas y regulatorias, lo que coloca a Brasil “cerca de varios mercados internacionales y no sufre contingencias externas relevantes”. Aseguró que “el único obstáculo era la alta carga tributaria sobre máquinas y equipos, que reducía nuestra competitividad”, para lo cual el gobierno lanzó la Política Nacional de Centros de Datos, que elimina los tributos federales y el impuesto de importación en los casos en que no exista producción nacional. “El objetivo no es solo atraer el capital para instalar los ‘data centers’, sino también desarrollar la cadena productiva nacional. Cada nueva instalación genera demanda de energía renovable, infraestructura y equipos nacionales, fortaleciendo nuestra industria”, indicó. El funcionario destacó que el Consejo Nacional de Desarrollo Industrial marcó el regreso de la política industrial como eje del desarrollo económico y formuló la “Nueva Industria Brasil”, basada en seis grandes misiones: estrategias agroindustriales; complejo económico-industrial de la salud; infraestructura, saneamiento, vivienda y movilidad; transformación digital; transición energética, y tecnología de base industrial de defensa. “Durante la visita del presidente Lula a China nos reunimos con técnicos y empresarios chinos para construir un mapa de sinergias productivas en esas seis misiones. No se trata solo de una relación comercial, sino de transformar estructuralmente la lógica de la relación productiva entre los dos países”, explicó. Afirmó que el intercambio con China, principal socio comercial de Brasil desde 2009, se orienta ahora hacia la industrialización avanzada y la cooperación tecnológica, más que hacia el comercio de materias primas (“commodities”). “Nuestro intercambio sigue siendo predominantemente de exportación de ‘commodities’ e importación de productos de alta tecnología, pero eso está cambiando”, aclaró. “Los ejemplos de empresas chinas instaladas en Brasil, especialmente en energía renovable y automotrices, son fundamentales para diversificar nuestra estructura productiva y elevar el valor agregado de lo que producimos”, añadió Moreira. Fin

Por Vimag