RÍO DE JANEIRO, 5 ago (Xinhua) — Las recientes medidas adoptadas por Estados Unidos contra Brasil, que incluyen aranceles de hasta el 50 por ciento sobre productos estratégicos y sanciones personales contra autoridades judiciales brasileñas, son un intento de presionar sobre temas que son exclusivamente de soberanía brasileña, afirmó el investigador del Núcleo de Prospección e Inteligencia Internacional (NPII) de la Fundación Getulio Vargas (FGV), Leonardo Paz. Paz dijo en entrevista a Xinhua que detrás de las medidas de Washington existe un claro componente político. “La notificación oficial de los aranceles ni siquiera presentó argumentos económicos sólidos, sino que se centró en procesos judiciales contra el expresidente Jair Bolsonaro. Es evidente que el Gobierno estadounidense está utilizando instrumentos comerciales para presionar en temas que pertenecen exclusivamente a la soberanía brasileña”, señaló. El impacto económico de la decisión estadounidense se siente especialmente en sectores sensibles de la economía brasileña, como el café y la siderurgia. “Brasil abastece un tercio del consumo de café en Estados Unidos. Hay contenedores de frutas tropicales que ya no pueden ser enviados y no encuentran mercados alternativos con la misma rapidez. Lo mismo ocurre con el acero, que ahora enfrentará un duro golpe”, explicó el especialista. Destacó, sin embargo, que la economía brasileña cuenta con capacidad de resistencia gracias a su diversificación y al fortalecimiento de vínculos con socios como China y la Unión Europea. Uno de los puntos más polémicos ha sido la aplicación de la Ley Magnitsky contra el juez del Supremo Tribunal Federal, Alexandre de Moraes. “Es paradójico que una ley creada para proteger los derechos humanos sea utilizada ahora contra un juez que simplemente cumple con su deber en su país”, apuntó Paz. Para el investigador, esta decisión deja en evidencia un doble estándar en la política exterior estadounidense, ya que Estados Unidos mantiene una postura complaciente frente a gobiernos con prácticas autoritarias en otras regiones mientras ataca a Brasil por razones políticas internas. Detrás de las acciones comerciales del presidente Donald Trump existen también intereses económicos domésticos, afirmó el experto. Sectores tecnológicos estadounidenses afectados por regulaciones brasileñas, empresas financieras que han perdido terreno frente al sistema de pagos instantáneos Pix, creado por el Banco Central de Brasil, y productores de acero del “Rust Belt” (región estadounidense donde se situaban las antiguas urbes industriales) que compiten con la industria brasileña, estarían presionando a la Casa Blanca para adoptar represalias. La respuesta de Brasil, según el investigador, debe ser integral: fortalecer alianzas con otros bloques económicos, crear mecanismos de protección para los sectores más afectados y mantener una posición firme en defensa de su soberanía judicial y económica. Paz remarcó que este conflicto trasciende lo económico y se inserta en una disputa geopolítica más amplia, donde Brasil se ve forzado a reafirmar su autonomía estratégica frente a las presiones de Washington. “Las decisiones que Brasil tome en los próximos meses serán cruciales, no solo para redefinir su relación con Estados Unidos, sino también para consolidar su posición como potencia emergente en el escenario internacional”, concluyó. Fin