Por Cristóbal Chávez Bravo SANTIAGO, 28 jul (Xinhua) — Sus esposas, hijos, familiares o amigos no pierden la esperanza de conocer el paradero de los 119 detenidos desaparecidos, que hace 50 años fueron anunciados por la dictadura chilena (1973-1990) como muertos en purgas internas. Sin embargo, más tarde se reveló que fue un montaje del régimen encabezado por Augusto Pinochet conocido como “Operación Colombo”. Tras los exitosos golpes de Estado en América Latina financiados por Estados Unidos durante los años 70, según los documentos desclasificados por la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés), el país norteamericano respaldó la coordinación entre los servicios de inteligencia en las dictaduras de la región en el llamado “Plan Cóndor”. En este escenario, y debido al gran número de muertos que la dictadura de Pinochet debía justificar para no levantar suspicacias en la población, en 1975 montaron una maniobra de desinformación para encubrir el asesinato de 119 personas. Consistió en inventar una guerra interna entre grupos del MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), opositores a la dictadura, y publicar listas de muertos en estas guerrillas internas en revistas creadas solo para estos fines de Argentina y Brasil. El sábado pasado, cientos de familiares de los “119” se reunieron en la Plaza de la Constitución, frente al palacio presidencial de La Moneda, en el casco histórico de la capital, para exigir el paradero de su gente, a 50 años de la llamada “Operación Colombo”. No importa el paso del tiempo, Berta Valdebenito Mendoza continúa en la búsqueda de su esposo, el fotógrafo y miembro del MIR Teobaldo Tello, detenido por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), la policía secreta de Pinochet, en 1974, quien apareció en la lista publicada por los medios falsos y replicada en periódicos chilenos. “Lo hacemos todos los años con el ‘Colectivo 119’. Mi compañero es un detenido desaparecido y yo soy una sobreviviente; yo siempre digo se llama, no se llamaba porque no tengo cuerpo, no tengo un registro, algo que me diga dónde está”, señaló Valdebenito, compungida, pero expeliendo energía de esperanza. Explicó a Xinhua que ella también fue detenida y los juntaron en el centro clandestino de represión “José Domingo Cañas”, en la comuna de Ñuñoa, donde vio a su esposo con vida por última vez. “A mí nadie me puede decir que quizás se fue a otro lado, se fue del país, porque yo estuve con él. A mí me llevaron a ese mismo recinto, José Domingo Cañas, y me usaron para hacerlo hablar”, dijo sobre los montajes que sugerían que estos detenidos murieron en enfrentamientos entre “guerrilleros”. A 50 años, Valdebenito reconoció que ha sido compleja la búsqueda porque no han recibido la ayuda necesaria para conocer el paradero de su marido y los otros 118 desaparecidos. “Mi esposo es parte de los 119. Él salió en los listados, en el primer listado. Fue horrible. Intenté retomar inmediatamente mi vida porque yo tenía que producir para poder vivir. Y pertenecía a la Agrupación de Detenidos Desaparecidos e inmediatamente llegué al Comité Pro Paz. Luego, nos trasladamos a la Vicaría de la Solidaridad”, abundó. A la manifestación también asistió Fermín Montes García, antiguo miembro del MIR que tenía a dos amigos miristas incluidos en la lista, los estudiantes de Trabajo Social Juan Ibarra y Jacqueline Binfa. “Muchos de ellos asesinados en dictadura, entrecomillas detenidos desaparecidos, sabemos que ellos fueron asesinados en todo un montaje de aquellos años”, comentó a Xinhua. Detalló que cuando supo de la desaparición de sus compañeros fue “un golpe tremendo, duro y saber que algunos de ellos moría, desaparecía fue muy grande”. “Muchos de nosotros somos privilegiados de haber sobrevivido a la dictadura, porque también estuvimos sujetos a desaparecer, a morir. Yo estuve 11 años preso, soy un privilegiado”, dijo. Montes explicó que en los primeros años de la dictadura chilena hubo mucha represión, detención y asesinato. “Entonces, para justificar la muerte de tanta gente como en este caso, la dictadura apoyada por los medios que todavía existen, la prensa, levantó todo un montaje para decir que nos habíamos matado nosotros mismo, que los 119 se habían matado entre ellos mismos”. “Chile todavía es una sociedad traumada por los 50 años de dictadura y lo que vino después”, reflexionó. Según cifras oficiales, durante la dictadura cívico-militar encabezada por Pinochet fueron asesinadas más de 3.000 personas, de las cuales 1.200 aún están desaparecidas y más de 30.000 fueron torturadas. En el país habilitaron decenas de centros de reclusión, tortura y ejecución. El Estadio Nacional fue el más grande del país y se estima que unas 40.000 personas pasaron por este recinto deportivo. Fin

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