SAO PAULO, 21 jul (Xinhua) — El aumento de la duración y la intensidad de las sequías en la Amazonia debilitan la capacidad del bioma de recircular agua y almacenar carbono, lo que podría comprometer su rol en el equilibrio climático regional y global, según un estudio realizado por científicos brasileños y divulgado hoy lunes por la estatal Fundación de Amparo a la Investigación del Estado de Sao Paulo (Fapesp). El estrés hídrico provocado por la reducción de lluvias, el aumento de la temperatura y de la sequía provocó un avance en la mortalidad de árboles más antiguos de la selva, dice el estudio realizado por investigadores del Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden), el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) y el Instituto Nacional de Investigaciones de la Amazonia (Inpa). Brasil posee el 60 por ciento del territorio de la selva amazónica y en noviembre albergará en la ciudad amazónica de Belém, capital del estado de Pará (norte), la Conferencia de las Partes (COP30) de la ONU sobre Cambio Climático. Según el comunicado de Fapesp, que financió parte del proyecto, el impacto de la sequía en la gran selva sudamericana es clave para entender elementos que puedan colaborar con el cambio climático a nivel planetario, ya que la Amazonia actúa como regulador de la humedad y la difusión de corrientes húmedas. “El agua es un elemento vital para entender la Amazonia y pensar su futuro. Más de la mitad de la selva ha experimentado eventos de estrés hídrico en los últimos años”, afirmó Liana Anderson, investigadora del Cemaden y miembro de la coordinación del laboratorio Trees, del Inpe. Entre el 50 y el 60 por ciento de las precipitaciones en la región provienen de la evapotranspiración de la propia selva, lo que significa que el debilitamiento de este ciclo hídrico pone en riesgo no solo al ecosistema amazónico, sino también a otras regiones de Brasil y América del Sur, subrayaron los especialistas. El estudio indicó que el 63 por ciento de la Amazonia presentó estrés hídrico en 2015 y se mantuvo en niveles elevados en los años siguientes: 51 por ciento en 2016 y 61 por ciento en 2023. “El aumento de la temperatura también incrementa la demanda metabólica de los árboles, reduce su capacidad de realizar fotosíntesis y favorece su muerte, especialmente durante la estación seca”, explicó Anderson. En paralelo, otro estudio del Inpe reveló que áreas afectadas por déficits de 100 milímetros durante la sequía de 2005 perdieron 100 toneladas de carbono por hectárea. Además, cada grado adicional de temperatura puede reducir en 6 por ciento las reservas de carbono de la selva, indicó Luiz Aragao, investigador del Inpe y coordinador del Programa Fapesp de Investigación sobre Cambios Climáticos Globales. “El calentamiento provoca la acumulación de material de madera seca en el suelo, aumentando el riesgo de incendios, especialmente en áreas fragmentadas por la pérdida de vegetación”, añadió Aragao. Sin embargo, la propia naturaleza de la selva amazónica posee “anticuerpos” frente a la sequía experimentada por el cambio climático. Datos del Inpa en zonas al norte y sur de Manaos, capital del estado brasileño de Amazonas, indican que los bosques con aguas subterráneas superficiales muestran mayor resiliencia a la sequía y presentan menor mortalidad de árboles. La investigadora Flávia Regina Capelloto Costa, del Inpa y coordinadora de los estudios, dijo que es importante destacar que “la mitad de la Amazonia tiene un manto freático poco profundo, pero la mayoría de los estudios se enfocan en áreas con aguas más profundas, lo que puede sesgar nuestra comprensión sobre cómo responderá la selva al cambio climático”. Fin

Por Vimag