Por René Quenallata Paredes LA PAZ, 4 mar (Xinhua) — Bolivia se sumergió en la vibrante celebración del Martes de Ch’alla, una jornada de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra) por los dones recibidos y de invocación a su bendición para continuar en el camino del progreso, según la tradición ancestral. Desde el amanecer, las calles, hogares y negocios en diversas regiones del país se colmaron de colores, música y el inconfundible aroma del incienso y el alcohol derramado en ofrendas, en una fiesta que fusiona creencias andina milenarias con costumbres contemporáneas. El presidente de Bolivia, Luis Arce, se sumó a la celebración y compartió en sus redes sociales un video en el que se le observa realizando la Ch’alla en su despacho de la Casa Grande del Pueblo, sede del Gobierno, en la ciudad de La Paz (oeste). “Hoy celebramos con mucha alegría, fe y esperanza el tradicional Martes de Ch’alla, un día muy especial que nos permite agradecer las bendiciones que nos brinda nuestra Pachamama”, expresó el mandatario, al tiempo que convocó a los bolivianos a seguir construyendo en unidad un mejor futuro. La experta en patrimonio inmaterial y exjefa de Patrimonio del Ministerio de Culturas, Marianela Tarifa, manifestó a Xinhua que la Ch’alla es un reflejo del sincretismo cultural boliviano. “Se Ch’alla casi todo lo que uno posee: la casa, el negocio, la fuente laboral, los automóviles, terrenos (…) El objetivo es agradecer por lo que se tiene y pedir a la Pachamama que siga proveyendo más favores”, explicó. El ritual de la Ch’alla consiste en decorar propiedades y pertenencias con banderines, globos, pétalos de flores y serpentinas, mientras se rocía alcohol, vino y cerveza sobre puertas y muros. Según la tradición aymara, estos elementos no solo embellecen el entorno, sino que representan un acto de gratitud hacia la Pachamama, buscando su protección y el crecimiento de los bienes materiales. En los techos de viviendas y negocios se esparcen confites, flores, frutas picadas y mixtura, símbolos de prosperidad y abundancia. Uno de los elementos más significativos de esta celebración es la “mesa”, una ofrenda que incluye una variedad de ingredientes simbólicos como dulces, lana de colores, papelitos dorados y plateados, incienso, copal, nueces, cigarrillos y figuras de llamas, entre otros. Esta combinación de elementos busca endulzar la relación con la Madre Tierra y asegurar su favor para el futuro. Según la experta, el término Ch’alla proviene del aymara y significa “salpicar con algún líquido”. Así, la tradición de derramar alcohol, cerveza y vino en el suelo se convierte en un acto de alimentar a los achachilas, los espíritus ancestrales que, según la creencia popular, esperan estas ofrendas para bendecir a quienes las realizan. Desde el viernes, el país ha estado inmerso en celebraciones que incluyen el Carnaval de Oruro, reconocido como Patrimonio de la Humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Este evento, considerado uno de los más importantes del mundo, combina danzas folclóricas, devoción religiosa y un despliegue de color y cultura. Durante el fin de semana, en diversas ciudades bolivianas se llevaron a cabo masivos desfiles y fiestas, mientras que este martes, feriado nacional, se destinó enteramente a la tradicional Ch’alla. El investigador y comunicador social, Ernesto Calizaya, dijo a Xinhua que esta costumbre ha ido en aumento, no solo en el altiplano, sino también en el oriente boliviano, donde la población ha adoptado la práctica para pedir prosperidad en sus hogares, negocios y trabajos. “Para muchos, el rito de la Ch’alla es un llamado a la prosperidad y el bienestar. Se cree que, al hacer la ofrenda, los bienes materiales no solo se conservarán, sino que incluso se multiplicarán”, afirmó Calizaya. El Martes de Ch’alla no solo es un día de fe y tradición, sino también una ocasión para el encuentro familiar y comunitario. Las personas acompañan el ritual con bebidas alcohólicas, música de bandas, orquestas y conjuntos folclóricos, creando un ambiente de alegría y celebración. Entre risas y danzas, los bolivianos ponen fin al Carnaval y dan paso a la Cuaresma, un periodo de introspección en la tradición católica que culmina en el Viernes Santo. Fin

Por Vimag

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *