Por Raúl Menchaca LA HABANA, 31 ago (Xinhua) — Cubanos y cubanas reivindican hoy sábado la herencia africana no solo en la música, sino también en la apariencia personal, como promueve el proyecto sociocultural “Lo llevamos rizo”, que defiende el uso del cabello rizado. Lo que se inició en 2015 como un concurso de cabello afro natural, organizado por la artista de la plástica Pilar Delahante en la XII Bienal de La Habana, devino amplio proyecto, tras la segunda edición del concurso en 2019. En la actualidad, sin una sede fija, pero con un profundo impacto en el mundo virtual, “Lo llevamos rizo” es símbolo de la reconstrucción y el fortalecimiento de la confianza cultural, especialmente en la comunidad negra de Cuba. Convocadas por esa institución, varias decenas de personas, la mayoría negras y mestizas, se reunieron en una céntrica plaza habanera para asistir a otra edición del singular concurso, en un desafío además a los típicos aguaceros veraniegos del Caribe. El certamen incluyó las modalidades estéticas de cabello suelto, corte y estilo, trenzado y dreadlocks, en las categorías adulta e infantil, con la participación de mujeres y hombres. “(El concurso) lo vamos a mantener siempre porque es la manera que tenemos de reivindicar el uso del cabello afro y de estar consciente de que nuestro cabello natural también es bello, es presentable y es hermoso”, dijo a Xinhua la actual directora del proyecto “Lo llevamos rizo”, Annia Liz. La joven explicó que más allá del certamen, el proyecto intenta que las mujeres sean conscientes de llevar el cabello rizo con orgullo, no solamente desde la parte estética, sino también de las partes emocional, espiritual e histórica y con toda la carga cultural que conlleva. “Se reivindica nuestra herencia africana. Se reivindica nuestra negritud, nuestra afrodescendencia en todas sus manifestaciones”, subrayó con convicción. Un centenar de personas intervinieron en el concurso, colofón de tres días de debates teóricos de la Primera Convención de Afroestética AfroCon, que incluyó intercambios sobre la cultura, historia y lucha por los derechos de las comunidades afrodescendientes. El encuentro también abordó en diversos paneles asuntos como el cuidado de la piel, el maquillaje, diseño de vestuario y el uso de los accesorios. “Estoy tratando de reafirmar mis orígenes con libertad”, explicó Yaime Carbonell, una joven de 28 años que por primera vez se presentó al concurso. Trabajadora de una entidad bancaria, Carbonell no solo lució su cabello afro natural, sino que, vestida con una bata amarilla y con girasoles en el pelo, dijo honrar a Oshún, la diosa de la religión afrocubana que rige sobre los ríos, la fertilidad, el amor y la riqueza. Otro de los concursantes fue el disc jockey cubano Namaskar, un hombre de 28 años con una melena leonina que, aseguró, expresa su ser interior. Entre los niños estaba la pequeña Karel Samara Camino, de nueve años, quien desfiló acompañada por su tía Suahil Pérez y su prima Estephani Pérez, para componer un grupo familiar de tres generaciones de mujeres con cabello afro. Poco a poco, “Lo llevamos rizo” se ha convertido en un proyecto que pone en entredicho los tradicionales estándares occidentales de belleza y empuja los límites de la estética personal socialmente aceptada. “Somos también un grito contra el racismo”, subrayó Annia Liz. Fin