BEIJING, 12 jul (Xinhua) — Desde hace algún tiempo, el actual Gobierno filipino de Ferdinand Marcos Jr. ha venido participando activamente en provocaciones imprudentes en el Mar Meridional de China y ha intentado confundir a la comunidad internacional con la exageración de un nulo y sin efecto “laudo arbitral” de hace ocho años, con el fin de ocultar las infracciones del país a la soberanía territorial y los intereses marítimos de China. El inicio unilateral del arbitraje por parte de Filipinas en 2013 se llevó a cabo en contravención del derecho internacional, incluyendo el mecanismo de solución de disputas de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (UNCLOS). El tribunal en el arbitraje del Mar Meridional de China, establecido a petición unilateral de Filipinas, no tenía, desde el principio, jurisdicción alguna, por lo que el laudo dictado resulta ilegal, nulo y carente de efecto vinculante. De hecho, la parte filipina es la que ha violado el derecho internacional. A partir de la década de 1970, Filipinas invadió y ocupó ilegalmente y por la fuerza algunas islas y arrecifes de Nansha Qundao de China, planteando reclamaciones territoriales ilegales. Este es el núcleo de los litigios en cuestión entre China y Filipinas en el Mar Meridional de China. El caso de arbitraje del Mar Meridional de China fue un simple teatro político, escenificado en nombre de la ley, con Estados Unidos manejando los hilos en la sombra. El inicio del arbitraje por parte de Filipinas no pretendió resolver sus disputas con China, sino negar la soberanía territorial y los derechos e intereses marítimos de China en esa zona. A pesar del gran revuelo armado por Filipinas en la escena internacional, el laudo arbitral carece de legitimidad en virtud del derecho internacional. Claramente, el “arbitraje” en el Mar Meridional de China constituye otro caso de distorsión del derecho internacional y socava las normas de las relaciones internacionales. Este “laudo”, políticamente manipulado, está plagado de errores y prejuicios, atentando gravemente contra el Estado de derecho internacional. El abuso de los procedimientos judiciales internacionales es una de las medidas despreciables adoptadas por Filipinas por incitación de Estados Unidos. La actual administración filipina ha maniobrado a través de medios diplomáticos, legislativos, propagandísticos y de otro tipo para materializar el laudo ilegal y encubrir sus propias provocaciones e infracciones. Sin embargo, sus trucos y acciones solo han perturbado la paz y la estabilidad en el Mar Meridional de China y han complicado aún más la cuestión. Se ha informado que Filipinas podría iniciar un segundo arbitraje en relación con el medio ambiente marino. No obstante, Filipinas ha sido un importante destructor de este medio ambiente en el Mar Meridional de China, según un informe publicado el lunes por China. De acuerdo con este documento, el buque militar filipino que fue encallado ilegalmente en 1999 en Ren’ai Jiao, en el archipiélago chino de Nansha Qundao, ha dañado gravemente el ecosistema de arrecifes de coral de la zona. Para gestionar las disputas entre los dos países, mantener la paz y la estabilidad en el Mar Meridional de China y defender la autoridad y la integridad del derecho internacional, Filipinas debe dejar de jugar la carta del laudo y abstenerse de abusar del arbitraje. Las disputas en el Mar Meridional de China deben resolverse mediante el diálogo y las consultas. Esto no solo cumple con las tradiciones culturales orientales, sino que también es un principio que China ha estado defendiendo cuando se trata de solucionar controversias internacionales. Las relaciones entre ambos países se encuentran en una encrucijada. La única opción correcta y viable para Filipinas es respetar los hechos históricos, defender el derecho internacional y volver a la senda de la negociación y las consultas. Filipinas debe proceder con cautela y elegir el camino correcto en lugar de continuar en la dirección equivocada. No hay beneficio alguno en hacerse la víctima o lanzar campañas de desinformación. Cualquier nuevo truco de arbitraje o provocación solo traerá desgracia al iniciador, y un peón del hegemonismo y el imperialismo está destinado a ser descartado. Fin